10 Jun El Duelo
Son numerosas las pérdidas que sufrimos a lo largo de nuestra vida, parejas que se rompen, personas fallecidas, cambios vitales importantes… incluso en el día a día vamos acumulando pérdidas que nos obligan a pasar por un proceso de duelo.
Un duelo es un proceso normal por el que pasamos cuando vivimos una pérdida, es el proceso que me permite elaborarla. En esta vivencia vamos caminando por diferentes fases hasta llegar a la aceptación, y en toda aceptación hay una garantía de desarrollo, crecimiento y salud, muy difícil de ver cuando sentimos un intenso dolor.
Hay quienes ante una pérdida que implica mucho dolor niegan. La negación no es más que un mecanismo de defensa que utilizamos para protegernos de ese dolor intenso que me provoca una situación ahora, pero que con toda seguridad me generará más dolor en el futuro, es una forma de huir o evitar esto que ya está ocurriendo. Por otro lado, hay quienes ante una pérdida, asumen el sufrimiento como norma y se mantienen ahí por largos periodos de tiempo, negándose a salir de una realidad que consideran totalmente necesaria por lo que perdieron, sin darse la oportunidad de ver qué hay fuera del sufrimiento autoimpuesto.
“El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional” decía Buda y en Centro Limis, lo repetimos casi como un mantra, y en este sentido, sufrir una pérdida provoca casi automáticamente dolor y es ese dolor el que hay que coger y trabajar, asumiendo que ya está ahí y que negarlo o regodearme en el sufrimiento no hará que desaparezca.
A lo largo del camino llamado duelo, aparecen diferentes emociones intensas, como la rabia que me pregunta por qué a mí, el miedo que me cuestiona qué voy a hacer ahora y la profunda tristeza del recuerdo de quien ya no está o de lo que ya no será. Lo más importante en todas ellas es aprender a dejarlas estar, a relacionarte con ellas con compasión y darte el permiso de sentirlas, sólo así pasarán por nosotros sin dejar muchas consecuencias, para permitirnos después aceptar la realidad de la pérdida y poder recordar a quien nos dejó con la mejor sensación.
Pedir acompañamiento en esos momentos tan complicados es normal, principalmente cuando empiezan a verse afectadas varias áreas de nuestra vida y no sabemos cómo hacer para continuar, en ocasiones, un buen asesoramiento en el inicio del camino evita daños colaterales en el futuro y nos permitirá afrontar las pérdidas que nos queden por vivir de forma diferente.
No obstante, el desconocimiento de la gestión de estas emociones, el sufrimiento enquistado o la negación hacen que no vivamos el proceso de duelo en el momento de la pérdida, posiblemente porque no estamos preparados para ello, porque ha resultado muy traumático o porque no dispongo de las habilidades necesarias, lo que conocemos como “duelo no realizado”. En otras ocasiones, nos mantenemos en algunas de las etapas del duelo o no soltamos las emociones durante un largo periodo de tiempo, implicando cada vez más síntomas y más áreas afectadas, llegando al “duelo complicado”. En ambas situaciones resulta fundamental acudir a un profesional que me ayude a vivir el duelo.
Os dejo algunos consejos importantes para quienes estéis pasando por momentos difíciles:
- Permítete sentir. Dar salida al dolor y a las emociones, es fuente de sanación.
- Mantén buenos hábitos de sueño, descansa, buena alimentación y algo de ejercicio.
- Busca momentos en los que sentirte bien, haz actividades que te gusten y observa como reacciona tu cuerpo.
- Pide ayuda si la necesitas. Una buen círculo de apoyo es fundamental en estos momentos.
- Confía en tus recursos para hacer frente a las situaciones difíciles.
- No te machaques, tus emociones ya son suficientemente intensas en este momento, pero son pasajeras, así que no te enganches a ellas.
El fin del proceso de duelo no es tanto “superar”, sino aprender a vivir con ello y buscar un lugar para quien ya no está o lo que se fue en el que podamos relacionarnos con ello sin que nos duela.
Fdo. María Crespo