¿Sabías que el propósito de la ansiedad es protegernos y no dañarnos?

¿Sabías que el propósito de la ansiedad es protegernos y no dañarnos?

¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad: un mecanismo normal, adaptativo y universal

         La ansiedad es un fenómeno que se da en todas las personas: es una respuesta de lucha-huida cuando estamos ante un peligro o una amenaza.  Tiene la importante función de preparar al cuerpo para la acción inmediata, es decir, de movilizarnos frente a situaciones amenazantes o preocupantes, de forma que hagamos lo necesario para evitar el riesgo, neutralizarlo, asumirlo o afrontarlo adecuadamente. Por ejemplo: huir ante un incendio, apartarnos rápidamente cuando al cruzar la calle un coche nos pita, etc. Si no reaccionáramos en estas situaciones con ansiedad, muy probablemente moriríamos. Así, el propósito de la ansiedad es protegernos, no dañarnos.

Sin embargo, cuando la ansiedad sobrepasa determinados límites puede interferir notablemente en nuestras actividades sociales, laborales, o intelectuales.

¿Cuáles son los síntomas?

Los síntomas de la ansiedad son muy variados y pueden clasificarse en:

-Físicos: taquicardia, palpitaciones, opresión en el pecho, falta de aire, temblores, sudoración, molestias digestivas, náuseas, vómitos, “nudo” en el estómago, alteraciones de la alimentación, tensión y rigidez muscular, cansancio, hormigueo, sensación de mareo e inestabilidad. Si la activación neurofisiológica es muy alta pueden aparecer alteraciones en el sueño, la alimentación y la respuesta sexual.

Psicológicos: inquietud, agobio, sensación de amenaza o peligro, ganas de huir o atacar, inseguridad, sensación de vacío, sensación de extrañeza o despersonalización, temor a perder el control, recelos, sospechas, incertidumbre, dificultad para tomar decisiones, temor a la muerte, a volverse loco, y en casos más extremos, el suicidio.

-De conducta: estado de alerta o hipervigilancia, bloqueos, torpeza o dificultad para actuar, impulsividad, inquietud motora, dificultad para estarse quieto y en reposo. Estos síntomas suelen ir acompañados de cambios en la expresividad corporal y el lenguaje: posturas cerradas, rigidez, movimientos torpes de manos y brazos, tensión de las mandíbulas, cambios en la voz, expresión facial de asombro, duda, etc.

-Intelectuales: dificultad de atención, concentración y memoria, aumento de despistes y descuidos, preocupación excesiva, expectativas negativas, rumiación, pensamientos distorsionados, incremento de las dudas, sensación de confusión, tendencia a recordar sobretodo cosas desagradables, sobrevalorar pequeños detalles desfavorables, abuso de la prevención y de la sospecha, interpretaciones inadecuadas, susceptibilidad, etc.

-Sociales: irritabilidad, ensimismamiento, dificultades para iniciar o seguir una conversación, en unos casos, y verborrea (abundancia excesiva de palabras), bloquearse o quedarse en blanco a la hora de preguntar o responder, dificultades para expresar las propias opiniones o hacer valer los propios derechos, temor excesivo a posibles conflictos, etc.

No todas las personas tienen los mismos síntomas, ni éstos tienen la misma intensidad en todos los casos. Cada persona, según su predisposición biológica y/o psicológica, es más vulnerable o susceptible a unos síntomas u otros.

 

TÉCNICAS PARA MANEJAR LA ANSIEDAD

  • Entrenamiento en técnicas de relajación y respiración
  • Aprendizaje de técnicas de distracción, pues si conseguimos que deje de prestar atención a los síntomas derivados de la ansiedad, acabarán por desaparecer por sí solos. Así, es necesario que decida dejar de pensar en ellos y distraerse, teniendo su mente ocupada en cualquier otra cosa.
  • Técnicas para aprender a controlar los pensamientos automáticos negativos e inquietantes
  • Técnica de Desensibilización Sistemática es un procedimiento dirigido al tratamiento de los problemas fóbicos. Así, una vez relajado el paciente, se expone en imaginación a los distintos elementos de una jerarquía (elaborada por el mismo) que le provocan ansiedad. Se empieza imaginando el ítem que menor ansiedad produce y, una vez que ya no provoca ansiedad, se pasa al siguiente ítem de la jerarquía.
  • Técnicas de exposición: este procedimiento es igual que el anterior, solo que en lugar de realizarse en imaginación, el paciente, previamente relajado, es expuesto en la situación real a los elementos que le provocan ansiedad, también de forma gradual.
  • Entrenamiento en habilidades sociales, imprescindible en los casos de fobia social.


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